. . … la luz con el tiempo dentro. Juan Ramón Jiménez Estuvo allí la nada antes de nada, antes de ser tribulación del verbo, antes de andar la oscuridad la luz, la sombra el contraluz, el mar el cielo. Estuvo rodeada de sí misma hablando de no hablar con el silencio, en un punto –ni siquiera era un punto–, en un sueño –ni siquiera en un sueño–, en el ciego algoritmo del vacío y la extraña razón de lo inextenso; sin ayer y sin hoy; sin duración, sin nunca; sin ser que supiera serlo… ¿Qué hermosa fantasía no posible pudo querer que despertara el sueño? Acarició a la nada la palabra. Y se creyó la eternidad el tiempo. (27 febrero 2009) .