Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2010

Formas de aire

. Son memoria del aire –porque el aire es un raro fluido con memoria–; formas incontinentes o caricias sobre la piel de un cuerpo sin regreso. Como una tinta dactilar sublime, escriben impensables transparencias; y se acuerdan de gestos, de ademanes, de sonrisas y otros muchos olvidos. A veces hablan –o creemos que hablan cuando su voz acude a los prodigios–; y nos cerca una inmensa enciclopedia de cuerpos no presentes, de vacíos que no vemos y están y se atavían de un ropaje inviable. Se pasean todos los días por las mismas calles. Sonríen con nosotros o discuten, a veces, y se van. Y vuelven luego con un ramo de viento en la mirada. Todos los días a la misma hora y en el mismo rincón de cualquier parte: un jardín con acacias, un camino que suspendió horizontes en septiembre; la noche de un bolero, la infinita desolación de una alegría ausente… Todo guardado aquí, junto a nosotros, en estas formas donde habita nadie. 29 junio 2010 .

Do not forsake me...

. A un viejo sueño infantil, cuando yo quería ser Will Kane y soñaba desde el corazón No dejes los jardines regados de tu ausencia, ni los parques desnudos, ni la ciudad cerrada: la tarde no tendría oficio de vencejos y el sol tropezaría en oscuras ventanas. Yo abriría una tienda para vender las sombras y el farol de un soldado vigilante del alma. Sería largo el día; y cuando anocheciera, las estrellas tendrían extrañas coordenadas: Rigel, las de Proción; las de Vega, Capella… Y Marte las de Saturno; y las de Titán, Titania. Un cielo con Alzheimer, destartalado y loco. ¡Después del largo día, la noche enajenada! Yo sería un cobarde o un héroe sin empresa, un Aquiles canoso mendigando una hazaña; una calle vacía, sin mediodía o gloria, con Will Kane, solo y vano, persiguiendo su nada. Y las manos vacías… Y el polvo del desierto asfixiando un revólver cargado de seis lágrimas. No dejes los jardines regados de tu ausencia. Ni a mis héroes solos. Ni tu ciudad cerrada… 25 junio 2010 .

Los postulados de Dante

. . Volgi, Beatrice, volgi li occhi santi, era la sua canzone, al tuo fedele che, per vederti, ha mossi passi tanti! Dante. Purgatorio XXXI Aquí no ocurre el mundo: sucedemos nosotros; solamente nosotros. Aquí, donde no hay tierra ni cielo ni horizonte; ni sol, ni mar, ni lluvia... Entre los postulados de la ciencia de un loco. Aquí, donde seguimos –sin ser y sin estar– sucediendo en un día que no halló calendario. Debajo de la noche; demasiado debajo. Aquí, tú y yo tan sólo citándonos en nunca al lado de un farol que no alumbrará nunca. En esta calle extraña que no tiene ciudad ni acera ni calzada ni mapas de refugio. Aquí, tal vez mañana, seguiremos hablando de un hoy sin arrogancia y un ayer distraído que ocurrió sin que nadie le brindara un recuerdo. Solamente tú y yo, sucesos sin registro. ...Y este tenaz empeño de inventar la memoria. 18 junio 2010 .

La frágil fortaleza

. Es el cielo el que se adorna con antojos que nos superan. Nosotros inventamos el me-da-la-gana ; y el cielo el pero-qué-tontos-sois . Nosotros invadimos la infinitud con teorías y maquinarias; y la infinitud nos desarmó siempre con sus raras voluntades y extraordinarios espectáculos. Detrás de una corbata, o del cuello abierto de una camisa a cuadros, no hay ni un dios ni su posibilidad, sólo su pretensión soberbia. Si no fuera tal, si se tratara de una pretensión humilde, no habría nada que objetar. Porque la humildad que pretende un sueño sólo quiere parecerse a la grandeza de su intento. La otra, la ensoberbecida, aspira a sustituirlo, sueña con suplantarlo. Antes del homo sapiens , circuló por nuestro poco mundo el homo faber . Este hacedor de cosas, que le consentían vencer a las bestias que lo aterrorizaban, nos dejó un sello genético imborrable. La historia de la filosofía fue el loco intento de derrotar su dominación. Tuvo, claro está, sus luxaciones teóricas: la engreída van

El enajenado

. . En extraño lugar así yo puesto, de nadie sino vos podré valerme. Ausias March Tuyos son los catálogos felices que ordenaron mis sombras en sus días. Tuyos son mi saber y mi ignorancia; y concederme más, y no importarte que en tan pequeño cuenco hubiese nada. Tuyos son los telares con que Aracne tejió mis vanidades y mis noches. Tuyos, los ojos que jamás me vieron y cruzaron conversos de una imagen extraña. Tuyos, los labios que en mis labios se dejaron el rastro de una empresa. Tuyos, los días que me hicieron daño, a veces sin querer, a veces nunca... Tuyos, el precio del mundo y su importancia, las letras impagadas de unos versos, la deuda inexplicada de la vida… Tuyos, el sol y el verbo regalado. Tuya, la cartografía de mi alma. 11 junio 2010 .

Amor analfabeto

. Desde 'allá' me lo envía. Como tal, lo transcribo: Dicen que 'quien hace la ley hace la trampa'. No es exactamente así: a veces la trampa se hace antes que la ley. Concluya quien esto lea a qué enferma contradicción podría referirse este 'presunto' poema, que a no mucho más aspira. Ya no sabes, amor, leer los días. Discípulo del tiempo, has olvidado que todo era un proyecto de la tierra al que no le bastaba con ser tierra, que su barro era un alma sin gramática y tú la voluntad de su sentido. Ya no sabes -qué tristemente estúpido te has vuelto con los años- por qué mueren los nombres y naufragan en la noche las naves de un destino. ................................................. Ya no sabes amar, amor extraño, nada grande. Amor analfabeto... ¡Amor maldito! El Caballero Inactual 7 de junio de 2010 .

Napoleón y el ruido

. Lo he oído de dos formas sutilmente diferentes: la música es el más bello de los ruidos, pero ruido al fin ; y, la música es el menos molesto de los ruidos … Se parecen, desde luego, pero la primera afirmación suena más física y la segunda más militar , más napoleónicamente militar . Es probable, no obstante, que el tímpano de Napoleón, acostumbrado al eco grave y sordo de la pólvora negra, estableciera tan duro contraste entre el ruido y la música con intención que se nos escapa: tal vez pretendía dignificar a aquél, antes que menospreciar a ésta. Si así fuera, yo aplaudiría la frase porque la pólvora negra estalla con la cadencia subterránea y profunda de una tragedia griega. La otra, sin embargo, la que llaman sin humo –la de nuestros días– revienta los oídos como una telenovela hortera de media tarde. Naturalmente, esto es una apreciación muy personal. Lo que es evidente es que hay vibraciones de las moléculas del aire que incomodan – ruidos – y otras que no – música –. Las prime