. . Una gota no es una nadería. Una gota es una debilidad inexplicablemente poderosa; un ser precario y dulce que aún no quiere romper acantilados. Una gota es una transparencia, esférica y humilde, capaz de desmontar la opacidad extraña de las cosas. O una metáfora sucinta de la paciencia, de por qué la paciencia ya no puede seguir siéndolo. Una gota es mucho más que la nonada que se queda colgando de las hojas después de una tormenta… Es la sinécdoque de Dios bajo unos ojos cuando el mundo es inicuo… Es el resumen del alma que empaña la mirada poco antes de arrancar al corazón lo imprevisible… Una gota es el limes de la ira que advierte la razón de una tristeza inmensa. 9 septiembre 2011 .