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Mostrando entradas de abril, 2013

La melancolía del alma de Fausto

Como si hubiera dejado de quererse, hoy tiene el alma antojos de melancolía, como si se desentendiera de sí misma y no diera pie con bola en los relojes… ¡Como si nunca fuera ya lo único que importa! ¿Adónde vas extraña y decadente por ciudades de ojos sin mirada, a qué jardín de rosas para nadie? El hombre es el único animal que tropieza mil veces en el hombre. El hombre es el obstáculo del hombre, la piedra innumerable, la zanja de sí mismo. Llora el viento de frío y tiritan de abandono los brotes nuevos de los viejos árboles. Y tú, mi enajenada tú, confusa y enigmática, arrojas a los charcos tu vocación de ángel. Porque eres del hombre… A mí me perteneces y caes donde yo caigo; te hundes y te asfixias, anaeróbica hazaña de mis sueños. La noche iguala el infinito con el cero y Dios juega a los dados a pesar del sabio. Somos sólo el capricho de un misterio, la baza breve de un azar inexplicable. No dejes de que

Decir adiós a Alejandría

Como dispuesto desde hace mucho tiempo, como un valiente, di adiós a Alejandría que se aleja. Y sobre todo no te engañes, no digas que fue un sueño, que se engañó tu oído; no aceptes tan vanas esperanzas. K. Kavafis, El dios abandona a Antonio No es fácil decir adiós a Alejandría. Hay que entrenarse, prepararse intensamente. Mientras la vida se parece a la vida y sólo cree en sí misma, no hay que gastar toda la energía en vivir simplemente: hay que reservar frecuentes intervalos para pensar que uno quiere vivir lo que está viviendo. Porque después, después del verdadero después , llega la debilidad, el engaño pusilánime de que nunca fue real lo que en realidad fuimos , lo que quisimos ser ; de que todo fue un sueño y nosotros una mentira. Ésta es la gimnasia del cobarde, la miserable práctica del que no se atreve a sí mismo. La vida del hombre es creación y debe ser convicción, entrega convencida al acto de crearse. Lo contrario, co

La tristeza elegante

En Coslada, Madrid, de nuevo (...y viejo) acostumbrado a destrenzar la vida lentamente, a la ausencia prometida, a la imagen maltrecha en el espejo. En Coslada… Y abril sin un vencejo que llevarme a los ojos. Maltraída anda la primavera, confundida entre tildes de invierno circunflejo. Alrededor el mundo (esa rareza ruidosa y cotidiana) ocurre y pasa sin noticia de luz merecedora. De punta en blanco vuelve la tristeza desde el futuro sin futuro a casa. En Coslada… De nuevo aquí y ahora. 7 abril 2013