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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Metáforas de Dios

Cuesta una barbaridad. Es como levantarse de una larga convalecencia. Flaquean las palabras; son inseguras, igual que el músculo acostumbrado al tedio, a la postración. Pero un día, de repente, el alma se da el alta. Y siente ganas de incorporarse, de echar a andar y pasear por su viejo dormitorio, de levantar las persianas del silencio y comprobar si ya es de día, si ha vuelto a ser de día después de tanta noche. Comprueba entonces que el verano se ha convertido en otoño y el otoño en premonición del invierno. Y que el mundo sigue estando donde estaba y tan poco bien como estaba antes. Dan ganas de no salir, para qué engañarnos. Flaquean las palabras desde luego: la voluntad de su destino descubre un pobre entusiasmo. Pero es voluntad . Al fin y al cabo, voluntad , un órdago de la sinrazón. Y, como Lázaro, el alma se levanta y anda. Un buen amigo, los buenos amigos lo son por su capacidad de tocarnos el corazón, me ha regalado hoy, sin merecimiento por mi parte, un bello CD